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EL FENÓMENO DEL NIÑO Y SU IMPACTO AMBIENTAL

¿Qué causa el fenómeno del Niño?

El fenómeno del Niño es definido como la irrupción ocasional de aguas superficiales cálidas, traídas por la corriente de El Niño, junto a la costa de los territorios de Perú y Ecuador.

Su causa parece ser las inestabilidades de la presión atmosférica entre las secciones Oriental y Occidental del océano Pacífico cercanas a la línea del Ecuador, que causan anomalías en la circulación de la atmósfera. Esto causa que el anticiclón del Pacífico Sur y los vientos alisos se debiliten, haciendo que la fuerza de la corriente de Humbolt ceda dándole la oportunidad a la corriente del Niño.

El calentamiento del mar entonces también aumenta la temperatura de la atmósfera produciendo lluvias más intensas, que normalmente serían evitadas por la inversión térmica de las aguas frías, que no permiten que las nubes se condensen y eleven a más de 800 metros.

Aunque el impacto del calentamiento global incrementa su fuerza cada año, este fenómeno ya existía desde tiempos prehispánicos desde la antigua cultura Chavín hasta la hambruna que causó en el imperio inca el año 1460.

 

Efectos en la pesca y vida marina

Nuestro país tiene la suerte de contar con la corriente de Humbolt, el ecosistema marino más productivo del mundo. Sin embargo, el cambio climático podría reducir el estado favorable de sistema.

Este fenómeno ambiental del que tanto se habla en la actualidad podría hacer que los eventos de El Niño y de La Niña se hagan más frecuentes provocando una disminución general del plancton.

El plancton es el inicio de la cadena alimenticia de la cual dependen muchas especies marinas cuya pesca resulta valiosa para nuestra economía, siendo una de las especies más preocupantes la anchoveta.

Debido a esto, la FAO insiste a los países que se benefician de la producción de Humbolt a considerar ciertos cambios y establecer un monitoreo del cambio de este ecosistema. Además, plantea como alternativa la acuicultura sostenible para que la población no tenga que abstenerse de los bienes traídos por el consumo del pescado.

 

Efectos permanentes en el clima

Un estudio de la universidad de Berna indica: “es que con un aumento de temperatura promedio de la atmósfera del planeta de 1,5 °C, los períodos con olas de calor marinas aumentarán, a su vez, en 16 veces. Pero si el alza de la temperatura se empina sobre los 2 °C, las olas de calor lo harán en 23 veces. Aunque todo el planeta estará expuesto al cambio, el impacto más severo lo recibirán las zonas tropicales occidentales tanto del océano Pacífico como del Atlántico.

"Hoy, el 87% de las olas de calor marinas son atribuibles al calentamiento global producido por el ser humano, cifra que podría llegar al 100% si el alza de temperatura promedio supera los 2 °C".

El 2018 ganó el puesto del cuarto año más cálido en los registros, y parece que los efectos moderadores que se encargan de devolver el clima a la normalidad parecen estar debilitándose por el cambio climático, haciendo que la nueva temperatura “normal” sea cada vez más alta, haciendo que algunos se planteen un futuro estado de El Niño permanente.

 

Efecto de epidemias

Como muchos los sabemos, los mosquitos perviven en ambientes húmedos y, especialmente, cálidos; lo que hace que el tiempo del fenómeno del niño sea una época de alerta contra las enfermedades de transmisión por la picadura de estos insectos tales como el dengue, el zika o la chikungunya.

Según el MINSA, el año 2018, hubo 130 casos de dengue, 28 casos de chikungunya y 18 casos de zika.

Así también El Niño puede provocar epidemias de otras enfermedades como la verruga, la fiebre amarilla, la malaria o incluso leptospirosis y cólera.

Según nuestro Ministerio de Salud, el año 2018 hubo 3749 casos de malaria, 1 caso de fiebre amarilla y 405 casos de leptospirosis (2 defunciones).

 

Efecto sobre la agricultura

Los deslizamientos y cambios bruscos que causó el fenómeno del Niño este mismo año causó la pérdida de más de 10 mil hectáreas de cultivos dejando hasta 7 mil agricultores a los bordes de los ríos, siendo 80% pequeños agricultores en zonas marginales.

Asimismo, hubo un gran impacto para los agroexportadores, pues las vías de transporte de sus productos quedaron bloqueadas o destruidas. Aunque las producciones más grandes se ubican en zonas más altas y protegidas, algunos cultivos fueron afectados tales como el banano orgánico, limón, mango, arroz y algunas áreas de frijoles.

Pero esto no solo se limita a lo anterior. La cantidad de lluvias han atraído plagas de langostas y grillos. El año pasado además se reportaron insectos que no son comunes entre los cultivos como gusanos con cabezas similares a las de las serpientes y lepidópteros de gran tamaño; también surgieron hongos cuya reproducción es favorecida por el calor, la humedad y las malezas.

Tal vez esto no parezca tanto, pero hay que recordar que tan solo septiembre del año pasado un cultivo de papaya fue destruido por gusanos en Madre de Dios.

Asimismo, el aumento de calor evita la floración de algunas plantas tales como el mango, lo que dificulta la producción de fruto alguno.

 

¿Qué podemos hacer?

Las terribles consecuencias de El Niño pueden ser evitadas. Gracias a los estudios actuales, es posible saber cuándo sucederá este hecho y, por lo tanto, estar mejor preparados. Es necesario que se insista al estado de tomar acciones respecto a este tema, tales como sistemas de canalización de ríos o instalación de mejores rutas de evacuación y puntos de reunión para evitar tantas pérdidas humanas.

El Papa visitó las regiones afectadas por el reciente Niño Costero, y exhortó a los damnificados de no perder la esperanza, de mantenerse luchando por salir adelante y hacer valer sus esfuerzos; y a los demás peruanos, de ayudar a estas personas a reconstruir sus hogares, de practicar la solidaridad con el prójimo no solo para reparar los daños de un fenómeno natural, sino por el desarrollo general del país.

Como lo establece en su encíclica Laudato si: “La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común» (13); «el ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente» (58); «no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse» (205).”

Nuestra casa común, el Perú, es tarea de todos. Solo nosotros seremos responsables de disminuir los efectos del Niño y detener el calentamiento global en general.

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